ANTOLOGÍA:
FILOSOFÍA
DEL PENSAMIENTO HUMANISTA CONTEMPORÁNEO
2. Contenido:
2.1 Pensamiento Humanista
2.1.1 Origen del Humanismo
El humanismo es un movimiento intelectual,
filológico, filosófico y cultural europeo estrechamente ligado al Renacimiento
cuyo origen se sitúa en el siglo XIV en la península Itálica (especialmente en
Florencia, Roma y Venecia) en personalidades como Dante Alighieri, Francesco Petrarca
y Giovanni Boccaccio. El movimiento, fundamentalmente ideológico, tuvo así
mismo una estética impresa paralela, plasmada, por ejemplo, en un nuevo tipo de
letra, la redonda conocida como letra humanística, imitada de la letra uncial
latina antigua, que vino a sustituir poco a poco a la letra gótica medieval. En
el siglo XIX se creó el neologismo germánico Humanismos para designar una
teoría de la educación en 1808, término que se utilizó después, sin embargo,
como opuesto a la escolástica (1841) para, finalmente, (1859) aplicarlo al
periodo del resurgir de los estudios clásicos por Georg Voigt, cuyo libro sobre
este periodo llevaba el subtítulo de El primer siglo del Humanismo, obra que
fue durante un siglo considerada fundamental sobre este tema. La labor estaba
destinada a acceder así a un latín más puro, brillante y genuino, y al
redescubrimiento del griego gracias al forzado exilio a Europa de los sabios
bizantinos al caer Constantinopla y el Imperio de Oriente en poder de los
turcos otomanos en 1453. La segunda y local tarea fue buscar restos materiales
de la Antigüedad Clásica en el segundo tercio del siglo XV en lugares con ricos
yacimientos, y estudiarlos con los rudimentos de la metodología de la
Arqueología, para conocer mejor la escultura y arquitectura. en la Edad Media,
para recrear las escuelas de pensamiento filosófico grecolatino e imitar el
estilo y lengua de los escritores clásicos, y por ello se desarrollaron
extraordinariamente la gramática, la retórica, la literatura, la filosofía moral
y la historia, ciencias ligadas estrechamente al espíritu humano, en el marco
general de la filosofía: las artes liberales o todos los saberes dignos del
hombre libre frente al dogmatismo cerrado de la teología, expuesto en
sistemáticos y abstractos tratados que excluían la multiplicidad de
perspectivas y la palabra viva y oral del diálogo y la epístola, típicos
géneros literarios humanísticos, junto a la biografía de héroes y personajes
célebres, que testimonia el interés por lo humano frente a la hagiografía o
vida de santos medievales, y la mitología Para ello los humanistas imitaron el
estilo y el pensamiento grecolatinos de dos formas diferentes: la llamada
imitatio ciceroniana, o imitación de un solo autor como modelo de toda la
cultura clásica, Cicerón, impulsada por los humanistas italianos, y la imitatio
eclectica, o imitación de lo mejor de cada autor grecolatino, propugnada por
algunos humanistas encabezados por Erasmo de Rotterdam.
2.1.2
Características del Pensamiento Humanista
Los rasgos ideológicos del humanismo son:
Estudio filológico de las lenguas e interés
por la recuperación de la cultura de la Antigüedad clásica. El antropocentrismo
o consideración de que el hombre es importante, su inteligencia el valor
superior, al servicio de la fe que le une con el Creador. La razón humana
adquiere valor supremo.
En las
artes se valora la actividad intelectual y analítica de conocimiento. El
Pacifismo o irenismo: el odio por todo tipo de guerra.
El
deseo de la unidad política y religiosa de Europa bajo un sólo poder político y
un solo poder religioso separado del mismo: se reconoce la necesidad de separar
moral y política; autoridad eterna y temporal. El optimismo frente al pesimismo
y milenarismo medievales. Existe fe en el hombre: la idea de que merece la pena
pelear por la fama y la gloria en este mundo incita a realizar grandes hazañas
y emular las del pasado. La fe se desplaza de Dios al hombre. La lógica
aristotélica frente al argumento de autoridad medieval: la imprenta multiplica
los puntos de vista y los debates, enriqueciendo el debate intelectual y la
comunicación de las ideas. El humanismo es un movimiento regenerador y en sus
principios básicos se encuentra ya bosquejado en tiempos muy anteriores, por
ejemplo, en las obras de Isócrates, que se impuso una labor de regeneración
parecida en la Grecia del siglo IV a. C. el antropocentrismo se adulteró en
forma de un cristocentrismo que proponía la ascética y la mística como formas
de vida que condujeron al desengaño barroco, que desvirtuó durante el siglo
XVII este movimiento en un principio renovador impidiendo abrir nuevos
horizontes.
2.1.3 Principales Pensadores Humanistas
Dante Alighieri (1265-1321), fue el primero
en situar a la Antigüedad en el centro de la vida cultural.
Francesco Petrarca (1304-1374), es conocido
como el padre del humanismo. Fue el primero en señalar que para ser culto y
adquirir verdadera humanidad, era indispensable el estudio de las lenguas y
letras de los clásicos.
Giovanni Boccaccio (1313-1375), al igual que Petrarca,
dedicó su vida al estudio de los clásicos, especialmente a los latinos, y
realizó un importante compendio mitológico, la Genealogía de los dioses
paganos.
Leon Battista Alberti (1404-1472). Sacerdote,
humanista y secretario personal de seis papas, Doctor en Derecho Canónico,
físico, matemático y arquitecto.
Lorenzo Valla (1407-1457), fundador de la
filología por su estudio de los poetas latinos y su proposición de una nueva
gramática. Quizá su logro más conocido fue su descubrimiento, basado en pruebas
filológicas, de la falsedad del documento medieval Donación de Constantino
supuestamente redactado por este emperador, y por el que se otorgaban los
territorios de la Italia central al cuidado del Papa romano.
Giovanni Pontano (1426-1503) poeta neolatino
e historiador italiano.
Pico della Mirandola (1463-1494), quien
probablemente haya sido el primero en utilizar la palabra humanista para
referirse al nuevo movimiento. Fue el autor de un Diálogo sobre la dignidad del
hombre.
Guillaume Budé (1467-1540), humanista francés
que editó en su país numerosos autores clásicos grecolatinos.
Hernán
Núñez de Toledo el Comendador Griego (1475-1553), helenista y humanista
Tomás Moro (1478-1535), humanista inglés
autor de un escrito satírico que sirvió de modelo a otros muchos, la Utopía, y
se enfrentó en defensa de sus ideas al rey Enrique VIII
Michel de Montaigne (1533-1592), quien vertió
a la lengua vulgar lo más selecto del pensamiento grecolatino creando el género
del ensayo, típicamente humanista
Todos estos y muchos otros, crearon el
espíritu de una nueva época, el Renacimiento.
2.2 Vertientes de la Filosofía Humanista
2.2.1 El Humanismo Cristiano
A partir del Renacimiento, la autoridad
espiritual de la Iglesia, que por mil años había sido la depositaria de la
visión cristiana en Occidente, fue declinando cada vez más en un crescendo de
eventos apócales: la cultura del humanismo invierte la imagen que el
cristianismo medieval había construido del hombre, la naturaleza y la historia;
luego la Reforma protestante divide a los cristianos de Europa; en el
Seiscientos y sobre todo en el Setecientos, las filosofías racionalistas, que
se habían difundido entre las clases cultas, ponen en discusión la esencia
misma del cristianismo.
Este proceso de apertura y modernización
sufrió durísimas resistencias, cambios de rumbo y replanteos.
En el tortuoso acercamiento de la Iglesia al
mundo moderno, la encíclica Rerum Novarum de León XIII de 1891 constituye un
hito fundamental. Es en este intento de re proponer al mundo moderno los
valores cristianos, debidamente actualizados, que se encuadra el Humanismo
cristiano, cuyo iniciador puede ser considerado el francés Jacques Maritain.
Maritain
había sido primero alumno de Bergson, y después había adherido al socialismo
revolucionario. Insatisfecho de ambas
filosofías, en 1906 se convirtió al Catolicismo. Fue uno de los exponentes más
notables del así llamado “neotomismo”, es decir, de aquella corriente de
pensamiento católico moderno que se remite directamente a Santo Tomás de Aquino
y, a través de él, a Aristóteles, cuya filosofía Santo Tomás había tratado de
conciliar con los dogmas cristianos.
Humanismo
antropocéntrico, como él lo llama, que se desarrolla a partir del Renacimiento.
Este Humanismo, que ha llevado a una progresiva descristianización de Occidente
es, según Maritain, una metafísica de la “libertad sin la gracia”.
El hombre
moderno que surge en el Renacimiento, lleva consigo este pecado de
soberbia. Quiere prescindir de Dios y se
construye un saber científico de la naturaleza que, a partir de Descartes, es
considerada como una gran máquina para ser estudiada more geométrico, o sea
según las leyes de la geometría.
Al humanismo antropocéntrico así descrito,
Maritain contrapone un Humanismo cristiano, que define como integral o
teocéntrico. El primer tipo de humanismo
reconoce que Dios es el centro del hombre, implica el concepto cristiano del
hombre pecador y redimido, y el concepto cristiano de gracia y libertad... El segundo cree que el hombre es el centro
del hombre y, por ende, de todas las cosas, e implica un concepto naturalista
del hombre y de la libertad. Si este
concepto es falso, se entiende por qué el Humanismo antropocéntrico merece el
nombre de humanismo inhumano y que su dialéctica deba ser considerada la
tragedia del humanismo».
2.2.2 El Humanismo Marxista
Después de la Segunda Guerra Mundial, el
“modelo” de marxismo que Lenin había instaurado en la Unión Soviética estaba
sufriendo una dramática y profunda crisis, mostrando con Stalin el rostro de
una despiadada dictadura. . Es en este
contexto que se desarrolla una nueva interpretación del pensamiento de Marx –en
oposición y como alternativa a la “oficial” del régimen soviético– que se
conoce como “humanismo marxista”. Los más representativos son: Ernst Bloch en
Alemania, Adam Staff en Polonia, Roger Garaudy en Francia, Rodolfo Mondolfo en
Italia, Erich Fromm y Herbert Marcuse en los Estados Unidos. . El pensamiento
de Marx ha conocido, durante el arco de su desarrollo y por diversos motivos, una
amplia variedad de interpretaciones. el marxismo era interpretado
prevalentemente como “materialismo histórico”, al que se entendía como una
doctrina “científica” de las sociedades humanas y de sus transformaciones,
fundada en hechos económicos y encuadrada en el contexto más amplio de una
filosofía de la evolución de la naturaleza desarrollada por Engels. El término
“materialismo histórico” comienza a aparecer en las últimas obras de Engels
quien, sin embargo, prefiere utilizar en general la expresión “concepción
materialista de la historia”. Cuando se habla de materialismo histórico se hace
referencia al análisis y a la interpretación de las sociedades humanas y de su
evolución. Marx ha llamado modo de producción al conjunto dado por las
relaciones de producción y las fuerzas productivas. El modo de producción es el
verdadero fundamento de la sociedad, lo que determina su ordenamiento en las
distintas articulaciones: jurídica, política, institucional, etc. . Para Marx, con la creación de la sociedad comunista
termina el proceso histórico, o mejor dicho, concluye la prehistoria de la
humanidad y se inicia una fase radicalmente nueva de la existencia social
humana El marxismo comenzó siendo una teoría de la lucha de las clases basada
en las relaciones sociales especificas de la producción capitalista.
El marxismo no quiere ser una teoría
filosófica solamente, sino que quiere unir teoría y práctica para transformar
la sociedad.
2.2.3 El Humanismo Existencialista
Inmediatamente después de la segunda guerra mundial,
el panorama cultural francés se ve dominado por la figura de Sartre y por el
existencialismo, la corriente de pensamiento que él contribuyó a difundir a
través de su obra de filósofo y escritor, y de su engagement o compromiso
político-cultural.
La formación filosófica de Sartre recibe
principalmente la influencia de la escuela fenomenológica. Becado en Alemania
en los años 1933-34, Sartre entra en contacto directo con el pensamiento de
Husserl y Heiddeger
La aplicación del método fenomenológico a temas
de sicología se formaliza en tres ensayos: La imaginación (1936), Esbozo de una
teoría de las emociones (1939) y Lo imaginario (1940). Sartre reformula el
concepto fundamental de la fenomenología –la intencionalidad de la conciencia–
como trascendencia hacia el mundo: la conciencia trasciende a sí misma, se
supera continuamente hacia el mundo de las cosas.
La conciencia, que es libertad absoluta de
crear los significados de las cosas, de las situaciones particulares y del
mundo en general, está siempre obligada a elegir, a discriminar la realidad.
Sartre define a la angustia como la sensación
de vértigo que invade al hombre cuando éste descubre su libertad y se da cuenta
de ser el único responsable de las propias decisiones y acciones.
Luego Sartre pasa a definir lo que es el
hombre para el existencialismo. Todos
los existencialistas de distinta extracción, ya sea cristiana o atea, incluso
Heidegger, para Sartre concuerdan en esto: que en el ser humano la existencia
precede a la esencia.
2.2.4 El Personalismo Psicológico
El personalismo es una corriente filosófica
que pone el énfasis en la persona. Considera al hombre como un ser subsistente
y autónomo, esencialmente social y comunitario, un ser libre, trascendente y
con un valor en sí mismo que le impide convertirse en un mero objeto. Un ser
moral, capaz de amar, de actuar en función de una actualización de sus
potencias y finalmente de definirse a sí mismo considerando siempre la
naturaleza que le determina.
El personalismo como corriente de pensamiento
tiene lugar dentro de un medio rodeado por diversas ideologías propias de la
situación política que el mundo atravesaba durante la primera mitad del siglo
XX.
El
capitalismo por su parte proclamaba la libertad del individuo y su derecho a la
propiedad privada pero después no establecía mecanismos solidarios entre los
sujetos, sino que cada uno debía resolver sus problemas con sus propias fuerzas
y recursos.
Emmanuel Kant
A Kant se le considera precursor del
Personalismo por sus aportes en torno a la concepción de persona como valor
absoluto, distinguiéndola radicalmente de las cosas u objetos. Estas
intuiciones han servido para colocar cimientos a la propuesta filosófica y
cultural del Personalismo.
Para Kant (1724-1804), a finales del s. XVIII
y después de la Revolución francesa, la jerarquía epistemológica se ha
invertido.
Jacques Maritain
Maritain es considerado generalmente como uno
de los representantes contemporáneos del tomismo y personalismo comunitario,
pues fue el primero que desarrollo técnicamente algunos temas personalistas,
además de inventar parte de la terminología e influir de este modo en Emmanuel
Mounier, y éste es sin duda la fuente principal de su pensamiento.
Emmanuel Mounier
La
filosofía de Mounier afirma que el individuo es la dispersión de la persona en
la materia, dispersión y avaricia. Afirma que la persona no crece más que
purificándose del individuo que hay en ella, la persona llega a reivindicarse
como ser concreto y por ello relacional y comunicativo, es decir, comunitario
2.3 Humanismo y Debate de la Modernidad
2.3.1 El Pensamiento Moderno
En el pensamiento moderno es un
lugar común relacionar de manera estrecha el Humanismo con la Declaración de
Derechos Humanos. Es decir, las sociedades democráticas modernas se hacen eco
de los grandes pensadores de la libertad de pensamiento, como Locke, Rousseau,
Kant hasta Rawls, los cuales no conciben una sociedad justa sin el respeto a la
libertad y a los derechos fundamentales del hombre.
El concepto de Humanismo en el
Renacimiento no es totalmente ajeno al pensamiento actual; sin embargo, lo que
más choca al hombre democrático de nuestro tiempo es la estrecha relación que
existía en el Renacimiento entre el humanismo y los estudios literarios. El
concepto renacentista de humanismo recupera su pleno sentido (nos viene a la
memoria el Emilio de Rousseau), aunque el Renacimiento hace especial hincapié
en los Studia Humanitatis, es decir, en los estudios literarios que
corresponden a las Humanidades, o sea, con los contenidos de las escuelas de
humanidades más que con los valores humanos recogidos en la Declaración de
Derechos Humanos.
En el
Renacimiento, el Humanismo está íntimamente asociado con el arte de la retórica
y de la elocuencia que se remonta a los sofistas griegos. La Ilustración continúa
el antropocentrismo renacentista, pero, a partir de Descartes, se produce una
separación radical entre el hombre y la naturaleza que dará lugar a la
aparición del sujeto como nueva figura de la modernidad.
La modernidad surge culturalmente con la
irrupción del humanismo y filosóficamente con la venida de la subjetividad.
El humanismo contemporáneo se enfrenta
principalmente con el problema del Historicismo, es decir, con la muerte de
todos los valores, incluidos los derechos humanos, en el momento en que la
historia se convierte en todo real a partir de Hegel, y destruye el ámbito de
los valores intemporales y eternos.
Leo Strauss, considera que la modernidad se
define a partir de la nueva figura del sujeto. Sostiene que la crítica de la
modernidad tiene como principal objetivo superar la metafísica de la
subjetividad; por consiguiente, superar el humanismo es considerado como un
paso necesario para superar los males de la modernidad, como los colonialismos
y los totalitarismos.
La modernidad surge del humanismo, y por
otra, desemboca en los totalitarismos, es muy tentador identificar los
totalitarismos modernos con las ilusiones del sujeto y del humanismo.
¿Qué es el humanismo? El Humanismo desde el
Renacimiento ha permitido pensar al hombre como dueño de su propio destino.
Esta es la tesis que defiende T. Todovov en su obra El Jardín Imperfecto
El racionalismo metafísico del siglo XVII
preparó el terreno para el surgimiento de la Época Moderna, al defender la
separación entre la razón humana y la tradición o la verdad revelada, por una
parte, y entre el espíritu humano y la naturaleza, por otra parte. No obstante,
fue la Ilustración del siglo XVIII la que culmina la historia moderna, que se
inicia en el Renacimiento y la Reforma, al fundamentar los valores del
humanismo (la libertad, la sociedad y el yo) no en la naturaleza (de los
antiguos), ni en el Dios (de los cristianos), sino en el hombre mismo que es
libre para decidir y tomar partido en su propio destino.
El pensamiento humanista, según Todorov, se
basa en tres principios: La autonomía del yo, la finalidad del tu y la
universalidad de los ellos. La libertad corresponde a la autonomía del yo, la
igualdad corresponde a la unidad del género humano (la universalidad del ellos)
y la fraternidad hace referencia a la finalidad del tú (el amor y la amistad). Según
Todorov, el humanismo se basa en estos principios, y donde falte alguno de
ellos no se cumple los requisitos del pensamiento humanista.
2.3.2 La Crisis de la Modernidad
El humanismo tradicional ha visto "lo
esencial humano" en la vida racional del hombre expresada en todas las
dimensiones de la misma (intelectual, valorativa, moral, emocional, estética,
social y política).
Esta crisis de la razón comenzó en el s,
XVII, con un empirismo radical que la negaba en sus productos más típicos
(ideas universales, principios morales absolutos, conocimiento y existencia de
las nociones metafísicas -esencia, substancia, causa, fin último, etc.-). En el
s. XVIII, la filosofía de Kant vino a reforzar esta postura, que se consumó en
el s. XIX con el positivismo y el materialismo. Todo ello ha llevado al
neopositivismo del s. XX, que ha propiciado el actual postmodernismo, con su
pensamiento "flojo", poco amigo del razonamiento riguroso.
2.3.3 Modernidad y Globalización
La civilización moderna se consagró
febrilmente a la investigación científica, la innovación tecnológica, el
desarrollo económico, a mejorar las estructuras sociales y el Estado, pero
olvidó lo fundamental: cómo transformar y revitalizar el ser humano.
La civilización tecnológica por sí misma es
incapaz de fundamentar una región independiente de valores, necesita como
contrapeso una cultura espiritual intensificada
La crisis del hombre en la globalización va
más allá de lo económico-político, hunde sus raíces en lo ético-moral. Pero la
crisis moral encuentra su fundamento en una visión metafísica determinada. El
actual neodogmatismo cientificista ultraliberal se basa justamente en la
edificación de una sociedad transaccional sin valores superiores.
La cultura posmoderna es fundamentalmente la
radicalización decadente del inmanentismo de la modernidad y el desarrollo
consecuente del humanismo luciferino.
Un nuevo humanismo, basado en un personalismo
comunitario y en un ethos con sentido de interdependencia del hombre con el
cosmos. Sin embargo, no basta con reclamar una ética Global la para la política
y la economía global (H. Küng), si antes no se advierte con claridad el
fundamento ontológico metafísico de la civilización en la que nos hallamos
inmersos.
La crisis de la cultura globalizada y
posmoderna hace necesario superar el materialismo y el vitalismo fáustico del
hombre moderno por la idea pascaliana de Dios como amor y caridad, y unir
naturaleza y espíritu en la idea agustiniana de la plenitud existencial (V. A.
Belaunde), que lejos de volcarse en la Nada, percibe el ser divino que los
trasciende.
La cultura moderna con su recorte de la
realidad humana ha comprometido gravemente la importancia que tiene la madurez
personal, todo se ha vuelto frívolo y superficial, y la regla es desconocer el
valor formativo de la pobreza y del sufrimiento.
2.4 El Humanismo y la Formación de Valores
2.4.1 La Condición Humana
Sartre considera que no existe la o
naturaleza humana. Esto quiere decir que en nosotros no encontramos unos rasgos
fijos que determinen el ámbito de posibles comportamientos o el de posibles
características que podamos tener. Sartre rechaza la existencia de una
naturaleza espiritual o física que pueda determinar nuestro ser, nuestro
destino, nuestra conducta.
Estos límites son comunes a todos los
hombres; es el marco general en el que invariablemente se desenvuelve la vida
humana. Resume este marco básico de la vida humana en los puntos siguientes:
1. Estar arrojado en el mundo;
2. Tener que trabajar;
3. Vivir en medio de los
demás;
4. Ser mortal.
La existencia de la “condición humana” es lo
que puede hacernos comprensibles los distintos momentos históricos y las vidas
particulares; aunque los proyectos humanos sean distintos no nos son extraños
porque todos son formas de enfrentarse a estos límites.
2.4.2
Educación con Enfoque Humanista
La globalización y sus efectos, tanto positivos como negativos, ya que
“la globalización, siendo portadora de innegables potencialidades que pueden
favorecer la vida en la sociedad, no garantiza que el mundo futuro va a estar
más unido políticamente, va a ser más equitativo económicamente, socialmente
más solidario y culturalmente más rico”.
El desarrollo de las tecnologías de comunicación
e información
contexto
global del accionar humano. Este continúo desarrollo y flujo de información
promueve grandes cambios organizacionales en diferentes niveles.
La
denominada condición posmoderna caracterizada por un acentuado individualismo,
escepticismo y superficialidad que induce a la ausencia de compromisos
personales y sociales, de proyectos a futuro. Asociada esta condición al
mencionado desarrollo de las tecnologías, el ser humano vive un mundo en el que
pueden plantearse estas opciones:
1) futuro
y aceptación de los avances técnicos a cualquier precio;
2)
negación de toda perspectiva de futuro y aceptación de lo presente y efímero
como única realidad;
3)
comprensión del presente enlazado a un pasado y proyectando el futuro.
4) La
consideración de la educación como respuesta a los problemas que plantean los
cambios anteriormente mencionados. Asociado esto a la necesidad de restructurar
los sistemas educativos, de adecuar la formación docente, de ofrecer nuevos
enfoques y contenidos.
EL
DESAFÍO DE UNA EDUCACIÓN HUMANISTA
2.1 Una
educación integral
Pretendemos reflexionar sobre la necesidad de una formación integral de
la persona, porque una visión sesgada o unilateral en cuanto a la formación
humana lleva a un retroceso en otros aspectos del crecimiento humano. En el
proceso educativo cuando se acentúa el desarrollo en un solo sentido se crean
seres humanos incompletos: todo plan de estudios que tienda al equilibrio debe
ofrecer promover el desarrollo en ciencias, en técnicas, en letras, en
moralidad, en vida política, en vida afectiva de los educandos; como decía Andrés
Bello en uno de sus discursos “todas las facultades humanas forman un sistema,
en que no puede haber regularidad y armonía sin el concurso de cada una.
2.4.3
Formación de Valores: Una Ética Social
La educación en valores es un proceso sistémico, pluridimensional,
intencional e integrado que garantiza la formación y el desarrollo de la personalidad
consciente; se concreta a través de lo curricular, extracurricular y en toda la
vida universitaria. La forma de organización es el Proyecto Educativo.
La personalidad es "un sistema de alto nivel de integración
de funciones síquicas del individuo, un complejo de formaciones estructuradas
sobre ciertos principios que funcionan dirigidos a un objetivo".
La educación en valores debe contribuir a que el proyecto de vida
se convierta en "un modelo de vida sobre la base de aquellas orientaciones
de la personalidad que definen el sentido fundamental de su vida, y que
adquieren una forma concreta de acuerdo con la construcción de un sistema de
actividades instrumentadas, las que se vinculan con las posibilidades del
individuo y, de otro lado las posibilidades objetivas de la realidad externa
para la ejecución de esas orientaciones de la personalidad".
La educación debe y puede
incidir en el "GAP" que existe entre lo que se quiere ser y se quiere
hacer y lo que se puede ser y se puede hacer en cada momento de la vida o al
menos es más factible, lo que al final es decisión del individuo. La
posibilidad de ayudar a adecuar estos dos aspectos, se halla en la comprensión
de la relación entre lo individual y lo social en la personalidad, siendo éste
uno de los objetivos fundamentales de la educación en valores.
Los valores no se enseñan y aprenden de igual modo que los
conocimientos y las habilidades, y la escuela no es la única institución que
contribuye a la formación y desarrollo de éstos. Otra peculiaridad de la
educación en valores es su carácter intencional, consciente y de voluntad, no
sólo por parte del educador, sino también del educando, quien debe asumir dicha
influencia a partir de su cultura, y estar dispuesto al cambio. De ahí la
importancia y la necesidad de conocer no sólo el modelo ideal de educación,
sino las características del estudiante en cuanto a sus intereses,
motivaciones, conocimientos, y actitudes, las que no están aisladas de las
influencias del entorno ambiental. Una comprensión clara de los límites
objetivos del entorno, del modelo a que aspira la sociedad y de la subjetividad
del estudiante permite dirigir mejor las acciones educativas y dar un correcto
significado al contenido de los valores a desarrollar.
Son tres las condiciones para la educación en valores:
Primera: conocer al estudiante en cuanto a: determinantes internas
de la personalidad (intereses, valores, concepción del mundo, motivación,
etc.); actitudes y proyecto de vida (lo que piensa, lo que desea, lo que dice y
lo que hace).
Segunda: conocer el entorno
ambiental para determinar el contexto de actuación (posibilidades de hacer).
Tercera: definir un modelo ideal de educación.